Que poco se habla de las caídas, de los errores, de las veces que nos toca empezar de cero. De las batallas perdidas, las meteduras de pata, de las salidas de tono. De los sueños rotos y los proyectos perdidos.
Nadie nos explica qué hacer con esos tropiezos que nos hacen sentir vacíos, tristes, derrotados. Que entumecen nuestra alma y contaminan nuestros sueños. Esas equivocaciones que agotan nuestras ilusiones, que nublan nuestros retos, que nos sepultan en el inmovilismo.
Ojalá en la escuela y la familia se ENSEÑASE A FRACASAR, se explicase sin tapujos que la VIDA va de aprender, caer y volverlo a intentar. A hablar sin tapujos del fracaso sin añadirle culpa o rubor. Que fácil sería el camino si nos entrenasen desde bien pequeños a mirar al error con aprecio aprendiendo a sacar de él lo mucho que nos quiere enseñar.
Ojalá nos enseñasen a no tenerle MIEDO a los tropiezos, a saber que si no te mueves por temor a fallar al final fracasas desde el principio. A gestionar el error como parte fundamental del aprendizaje, a creer que cada caída te acerca un poco más al éxito.
Ojalá la educación se centrase en explicar que la peor forma de perder es permitiendo que la derrota te destruya, que haga añicos tus ilusiones, que consiga empequeñecer tus sueños.
Ojalá nos entrenasen a estar dispuestos a desaprender a diario, a empezar de cero las veces que hagan falta cueste lo que cueste. A no permitir que los fracasos nos llenen de reproches, a no avergonzarnos de nuestras derrotas, a saber ver el error como una nueva oportunidad para volver a empezar. A creer que a la derrota se le gana con voluntad, constancia y actitud. Echándole coraje, poniendo en el intento toda nuestra alma, trabajando con decisión, deseo y disciplina. Queriendo que se pueda, dejándote la piel.
Ojalá nos ejercitasen a focalizarnos en lo importante, a querer que se pueda, a creer en uno mismo sin titubeos. Sin titubeos, excusas o postergas. Peleando pase lo que pase, digan lo que digan.
Ojalá en la escuela y la familia fuésemos capaz de acompañar el error de nuestros pequeños con empatía, regalándoles nuestra comprensión y ayuda, encorajándoles a trabajar con determinación. Explicándoles una y mil veces que se puede ganar perdiendo, que quien la sigue la consigue.
Ojalá TODOS seamos capaces de entender que al final la VIDA se mide por las dificultades superadas, que la grandeza reside en las veces que tienes coraje de volver a intentarlo sin tener que esperar al momento adecuado.
Fuente: @Sonpa70 Sonia López Iglesias http://sonialopeziglesias.blogspot.com/2019/01/ensenar-fracasar.html